La sociología y la antropología social,
el funcionalismo es una corriente teórica que surge en Inglaterra hacia
1920 con un enfoque empirista que señala las ventajas del trabajo de
campo (cuando hasta el siglo XIX la mayoría de las labores se hacían en
gabinete a partir de relatos sesgados de viajeros), y que abrió el camino
a la antropología científica, para luego desarrollarse notablemente en
Estados Unidos.
Bajo esta mirada, las instituciones sociales serían medios
colectivamente desarrollados para la satisfacción de las
necesidades biológicas y culturales; los define, por lo
tanto, por el cumplimiento de una función social, y no —
como se hacía generalmente— por las circunstancias
históricas de su desarrollo. Enfatiza, las medidas que las
instituciones toman para alcanzar los fines socialmente
valorados; en la escuela funcionalista americana, basada sobre todo en la obra de Talcott
Parsons, se pone un énfasis particular en el mantenimiento de la estabilidad social.
El nombre de esta escuela se deriva del hecho de que para el etnógrafo polaco Bronislaw
Malinowski, seguidor de las teorías sociológicas del francés Émile Durkheim, las culturas se
presentan como todos "integrados, funcionales y coherentes". Por lo tanto, cada elemento
aislado de la misma solo puede analizarse considerando los demás. Este autor estudia
entonces la cultura y demás hechos sociales, como por ejemplo las instituciones en las que
estos están "concentrados", en función de cómo se organizan para satisfacer las necesidades
de un grupo humano, es decir, todas aquellas tareas u objetivos que tienden a mantener y
conservar los organismos de la sociedad y a esta como tal, incluyendo sus modelos culturales.
La teoría funcionalista, considera a la sociedad como una totalidad, marcada por el equilibrio
ya que los medios tendrían mucho que ver en esa estabilidad social. Las sociedades disponen
de mecanismos propios capaces de regular los conflictos y las irregularidades; así, las normas
que determinan el código de conducta de los individuos variarán en función de los medios
existentes y esto es lo que rige el equilibrio social. Por tanto podríamos entender la sociedad
como un "organismo", un sistema articulado e interrelacionado. Una totalidad constituida por
partes discretas. A la vez, cada una de estas partes tiene una función de integración y
mantenimiento del propio sistema.
La teoría funcionalista se basa en la teoría de sistemas. Establece que la sociedad se organiza
como un sistema social que debe resolver cuatro imperativos fundamentales para subsistir:
• Adaptación al ambiente,
• Conservación del modelo y control de tensiones,
• Persecución de la finalidad,
• Integración.
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